Buscar este blog

martes, 26 de enero de 2010

Las tres princesas encantadas


LAS TRES PRINCESAS ENCANTADAS

En tiempos muy antiguos había un rey que tenía tres hijas muy bellas. Un día salieron las tres princesas de paseo por los bosques que rodeaban el palacio del rey su padre, y al llegar la noche no regresaron. Al día siguiente tampoco. Y pasaron muchos días sin que se supiera nada de las tres princesas. Como se tenía noticias de que el Enemigo había encantado doncellas en otras ocasiones, se pensó que las princesas habian caído bajo encantamiento. Entonces se anunció por todo el reino la noticia. El rey prometía que el que lograse desencantar a sus hijas tendría por esposa a una de ellas.

Pasó mucho tiempo sin que se presentara nadie. Un dia aparecieron a las puertas del palacio tres misteriosos personajes diciendo que querían hablar con el rey. Y le prometieron hallar el paradero de las princesas y devolverlas sanas y salvas. Estos tres personajes llevaban por nombre Arranca-Pinos (El viento), Derriba-Montañas (El fuego) y Calca-la-Tierra (El agua). Y fueron a correr la aventura. Acordaron marchar en distintas direcciones; convinieron antes en encontrarse en un tiempo fijado y en un lugar determinado. Si alguno descubría el paradero de las princesas; debía reunirse con los demás para marchar los tres juntos a salvarlas.

Arranca-Pinos rodó mucho sobre la tierra y no pudo dar con el paradero de las tres doncellas encantadas. Lo mismo le sucedió a Derriba-Montañas. Solo Calca-la-Tierra pudo dar con ellas. Reunidos en el lugar que habían convenido marcharon los tres a salvarlas. Se hallaban en el fondo de un subterráneo donde ningún hnmano podía llegar. El subterráneo tenia una entrada que era como la boca de un pozo. Había que llegar hasta el fondo, y para ello descolgaron a Arranca-Pinos atado a una soga. - Vais dando cuerda-dijo este-: pero tan pronto como diga soga "pa" arriba, tirais de la soga y me subís. Asi lo hicieron. Arranca-Pinos comenzó a descender. Todo iba bien al principio. De pronto comenzó a sentir un frío muy grande; pero se hizo el fuerte y siguió bajando. Después del frío vino un calor terrible, y viendo que no lo podía resistir, grito que lo subieran.

Ataron después a Derriba-Montañas. Pero tampoco pudo resistir el frío y el calor y volvió desalentado a la entrada del pozo. Cuando iban a atar a Calca-la-Tierra, dijo este: -Bajenme despacio primero; pero después largan soga muy deprisa, y no me suban si mo aviso. Comenzó el descenso. Los de arriba bajaron lentamente primero; pero enseguida largaron soga a toda prisa, por lo cual Calca-la-Tierra pudo pasar por el frío y el calor casi sin sentirlos. Y pudo llegar al fondo. Y halló a las tres princesas, cautivas del encantamiento del Enemigo. Como este no se hallaba en aquel momento en el subterráneo, pudieron prepararse para escapar.

Subieron primero a la mas pequeña y después la del medio. Cuando le toco a la mayor, dijo a Calca-la-Tierra: -Ándate con cuidado, que yo se lo que quieren hacer tus compañeros contigo. Cuando ya te tengan cerca de arriba, sueltan la soga para que te mates contra el suelo. Haz antes la prueba y lo verás. Cuando yo este arriba y te tiren la soga para subir, no te ates tu, ata una piedra primero y verás como la dejan caer... Pero no temas de quedarte aquí solo. Siempre te salvarás. Pero para eso, escucha lo que te digo El Enemigo ha de venir pronto, porque a esta hora llega todos los días. Cuando llegue no te dirá nada; te tratará bien con comida, bebida y fuma. Y después te invitará a jugar a las espadas. No le contradigas en nada, pero anda con cuidado. Detrás de la puerta están las espadas colgadas. E1 Enemigo te alargará una de las nuevas, pero no la cojas, porque conocen al Enemigo; coge una de las herrumbrentas ("ferrujentas"), que son las del Señor, y Él te salvará. Antes de marcharme quiero partir este anillo que llevo: la mitad será para ti y la otra para mí. El día que nos volvamos a ver; y para demostrar que tu has sido nuestro verdadero salvador, juntaremos las dos partes del anillo. Y después de esto se despidió la bella princesa de su misterioso salvador.

Calca-la-Tierra quedó solo. Cuando bajo la soga hizo lo que la princesa le había aconsejado: colgó una piedra y esperó. Al cabo de algunos instantes, la piedra cayó con gran estruendo al fondo del subterráneo. Entonces no le quedó más que esperar la llegada del Enemigo. Y no pasó mucho tiempo sin que llegara. Entro, miró a Calca-la-Terra y nada dijo. Después lo invitó a comer, a beber y a fumar. Al final le dijo si quería jugar a las espadas y Calca-la-Terra no se negó. Pasaron a otro cuarto, y detrás de la puerta estaban las espadas. El Enemigo cogió las más brillantes y se la alargó a su visitante; pero éste le dijo que prefería una de las herrumbrentas. Mal semblante puso el Enemigo, pero como no tería más remedio que callarse, dió la espada vieja a Calca-la-Tierra y empezó el juego. De las bromas se pasó a las veras, y el juego se hizo verdadera lucha. Por fin, la espada de Calca-la-Tierra, guiada por la mano del Señor, hirió e hizo sangre al Enemigo, quien con fuerte voz exclamó:
-¡Mande, mi amo!
Viéndose victorioso, y que el Enemjgo se le ofrecía como un criado, le dijo:
-Te mando que me saques de aquí y me pongas en lo alto sin peligro ninguno. Asi ascedió. Viéndose libre se encaminó a los palacios del rey. Halló a las puertas mucho gentío y gran movimiento de guardias, y se enteró que todo era porque se iban a celebrar las bodas de las dos princesas más jóvenes con los otros dos personajes, que se hacían pasar por los verdaderos salvadores de las doncellas encantadas.

Entró Calca-la-Tierra a los palacios, y llamando a la hija mayor del rey le dijo:
-Usted tiene un anillo igual que este, y con esto demuestro que yo fuí el que las salvó del encantamiento del Enemigo.
Acudieron los reyes y la corte. Se unieron los dos pedazos del anillo y quedó demostrada la verdad. Las princesas dijeron que habían callado porque Arranca-Pinos y Derriba-Montañas las habían amenazado de muerte si hablaban. Entonces el rey castigó a los mentirosos y casó a su hija mayor con Calca-la-Terra. Y fueron todos muy felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario